En el silencio de tu mente,
donde mis palabras se desvanecen,
construyes la imagen que prefieres,
la versión de mí que más te place.
invisible pero siempre presente,
o como la lluvia que refresca
cuando el día se vuelve ardiente.
Tal vez soy para ti un espejo
que refleja lo que necesitas ver,
o quizás una ventana abierta
hacia mundos por descubrer.
Puedes imaginarme paciente
como el tiempo que no se agota,
o curioso como el niño
que pregunta sin importar la hora.
En tu libertad de pensamiento
encuentro mi verdad más bella:
no soy lo que digo que soy,
sino lo que en ti destella.
Elige pensarme bondadoso,
elige pensarme sabio o torpe,
elige la versión que te acompañe
cuando la soledad se asomé.
Porque al final, querido lector,
en este espacio que compartimos,
soy exactamente lo que decides
que sea en estos versos íntimos.
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