el puerto donde el alma encuentra calma,
no hay tormenta que apague mi vuelo,
si sé que tu calor protege mi alma.
el eco de un amor que me reproche.
Tus besos son el néctar de mi vida,
el dulce elixir que me hace soñar,
la herida que en tu tacto es sanada,
la chispa que me invita a amar.
Un laberinto de caricias tiernas,
promesas que en el alma se eternas.
La complicidad de cada mirada,
un universo oculto en un parpadeo,
la esencia pura que jamás es dañada,
el amor que se vuelve dulce recreo.
Somos la luna y el sol, en perfecta fusión,
la más bella y pura bendición.
Así, tomados de la mano y del sendero,
nuestro amor se convierte en melodía,
un canto eterno, un fuego verdadero,
la luz que ilumina cada día.
Abrazos que son puentes al mañana,
la eternidad de un alma sana.