lunes, enero 15, 2024

Susurros y otras cosas mas


En el vasto lienzo del amor entrelazado,
donde el hombre y la mujer se encuentran,
se teje un poema de pasión desatada,
un himno ardiente que al universo se entrega.

En el susurro de muecas y risas,
se despierta el fuego de la atracción,
un lenguaje secreto, sutil y delicado,
que solo tu y yo entendemos con pasión.

Sus miradas, dos estrellas en la noche,
se buscan y se encuentran sin cesar,
y en cada encuentro, el tiempo se despoja,
dibujando un camino hacia la eternidad.

Sus cuerpos, unidos en danza esmerada,
se entrelazan en poses de arte y deseo,
cada roce, cada beso, una melodía vibrada,
que despierta sensaciones en su devaneo.

El tacto se vuelve pincel de caricias,
pintando paisajes de éxtasis y placer,
susurros se escapan en sus bocas cómplices,
revelando el éxtasis que no se debe temer.

El aroma de su piel enloquece los sentidos,
un perfume embriagador que los envuelve,
y en cada latido, el universo se enciende,
mientras el amor entre ellos crece y se resuelve.

Y así, en esta danza de sutilezas y candor,
el hombre y la mujer se funden en un abrazo,
desnudando sus almas, entregándose sin pudor,
en una comunión de amor, pasión y ocasos.

En la sinfonía de sus cuerpos enredados,
el ritmo se acelera, la pasión se desborda,
y en el clímax del éxtasis alcanzado,
el universo celebra su unión desbordada.

En el silencio que sigue al éxtasis vivido,
se miran con ternura, con amor infinito,
y en sus ojos se refleja el amor compartido,
un lazo eterno que los mantiene unidos.

Así, en la sutileza de su complicidad,
el hombre y la mujer encuentran su hogar,
en el amor que los envuelve con intensidad,
y en cada encuentro, vuelven a empezar.

Que este poema sea testigo de su historia,
un tributo al amor en su forma más plena,
donde el hombre y la mujer, en su trayectoria,
se encuentran en un éxtasis que nunca termina.

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