cuando el invierno te deja sin calor,
ni el refugio que desprecias
cuando el sol vuelve a tu favor.
coleccionado tus quizás,
mientras mis manos se llenaban
de promesas hechas sal.
Fabricaste historias crueles,
me convertiste en villano y cruz,
tejiste cuentos donde tus faltas
fueron mi culpa, mi ineptitud.
"No estaba lista" —me dijiste—
"Merezco más" —argumentaste—
y asÃ, con frases estudiadas,
tus pecados santificaste.
¿Quién dictaminó que el amor
debe saber a sangre y sumisión?
¿Quién decretó que mi valÃa
depende de tu aprobación?
No hay dolor que se justifique
con la moneda del afecto,
ni herida que merezca abrirse
por un recuerdo ya desecho.
Hay universos esperando
donde mi nombre no es pregunta,
donde el respeto no es trofeo
ni la paz es cosa difunta.
Destierro hoy tus apariciones,
tus migajas de falsa atención,
la guerra que traes a mi pecho,
la falacia de tu redención.
No es orgullo lo que me alza,
es dignidad lo que me lleva.
No es odio lo que me empuja,
es amor propio lo que me eleva.
Arranco de raÃz esta condena
que confundà con paraÃso y devoción.
Ya no mendigo lo que nunca fue mÃo.