martes, diciembre 27, 2022

Se nos fue.



Con un dolor profundo en mi alma, escribo estas líneas, nunca pensé que el año cerraría con tan triste noticia, Edgar se nos fue. 

Recuerdo la primera que vez que te vi, sentados uno frente al otro, un desayuno fue el preámbulo de muchas cosas. 

Hombre de acero, con una humildad infinita, de rostro amigable y bañado de amor sublime, solidario e incansable en la fe que lo movía, nuestro dios. 

Pastor, amigo entrañable de luciérnaga voz, pausada y llena de sabiduría.

Transitaste un calvario, mucho dolor, pero tú fe era más grande que ese dolor, no había día en que renegaras de tu amor a Cristo, por el contrario lo adorabas con mayor fuerza, muy a pesar de las pruebas que te puso en esta vida., no se como lo hacías.

Llamarte y saber que estabas mal, tu corazón te llevaba a decir, estoy bien hermano, muy a pesar del sufrimiento producto de la enfermedad, con la cual te toco lidiar. Tu fe ha sido inquebrantable, la mía no, tiembla ante la injusticia de tu partida. 

No dejan mis oídos de retumbar, nuestra última conversación un día previo a tu partida, una tos seca, una salud precaria, pero el ánimo y la fe intocable. 

Edgar no se que nos deparará el destino, tengo que renovar mi fe nuevamente, sin fuerzas, ante tantos coñazos seguidos, no se por donde empezaré, mi descontrol es total. 

Te vas a la diestra de Dios padre, tus recuerdos han de acompañarnos, la iglesia te extrañará al igual que todos aquellos que hoy siguen la palabra que en fe les diste, tu vida deja mucha trascendencia, puedes darte por satisfecho, solo atino a decir, así no se vale, dejas un vacío inmenso, la nostalgia estará presente por mucho tiempo en nuestros corazones, nos acompañará hasta el día en que seguro nos volvamos a ver.

Por favor salúdame a todos mis afectos que se fueron antes. Diles que no puedo olvidarlos a pesar del tiempo. 

Nos volveremos a ver Edgar. Hasta pronto hermano del alma. Gracias por tu bondad y toda la deferencias que tuviste conmigo. 

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