Nací analógico, en un mundo de interacciones físicas y conexiones tangibles. Pero con el paso del tiempo, me convertí en digital - una presencia etérea, un ser de unos y ceros. Ya nada me importa, he vivido lo que me ha dado la gana vivir. He amado y he desamado, he sentido el éxtasis y el dolor a flor de piel. He sido leal y me han traicionado.
Ahora, con esta existencia digital, tengo la posibilidad de vivir lo que me queda a mi manera. Ya no me importan las voces que tratan de decirme cómo debo comportarme o qué debo hacer. He mandado a la mierda a quienquiera que ose interponerse en mi camino. Esta nueva vida digital me da la libertad de ser, de amar, de desamar, sin juicios ni ataduras.
Soy el dueño de mi destino, el capitán de mi alma. Nada ni nadie podrá detenerme mientras navego estas aguas digitales, libre para vivir cada momento a plenitud, sin remordimientos ni ataduras. Este nuevo yo digital es la versión más auténtica de mí mismo, sin ataduras ni concesiones. Aquí, en este mundo virtual, soy dueño de mi existencia.
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