En la penumbra de un corazón herido,
los fantasmas del alma susurran sin tregua,
tejiendo sombras de infidelidad,
donde la confianza se desvanecía.
Bailan las dudas en un aire pesado,
la deshonestidad, un eco del pasado,
palabras vacías, promesas quebradas,
mientras el amor se convierte en un juego.
Subestimar las llamas que aún titilan,
creyendo que el tiempo puede borrar,
las cicatrices que marcan el camino,
y el dolor que en silencio vuelve a hablar.
Los ojos que miran con desdén y desconfianza,
ocultan secretos, un mundo de balas,
donde cada susurro se torna en traición,
y el alma, cansada, busca redención.
Mas en la noche, entre sombras y lamentos,
la esperanza germina en los corazones,
porque aunque los fantasmas puedan atormentar,
el amor verdadero siempre busca sanar.
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