de dormir,
y ahora el insomnio
teje su manto de sombras
sobre mi piel.
que antes eran puentes hacia ti,
ahora son grietas,
abismos sin nombre.
Hasta la luna se aleja,
cómplice de tu silencio,
mientras yo,
sobrevivo a pedazos,
entre las ruinas
de lo que nunca fue.
El desamor no se lleva solo el corazón:
se lleva el tiempo,
la luz,
hasta el aire que respiro.
Y aquà me quedas tú,
no como memoria,
sino como ausencia que duele
más que todas las estrellas apagadas.