y escriben cartas llenas de nostalgia,
contándote del gato que adoptamos,
del árbol que florea cada primavera
como si supiera que tú lo extrañas.
que la vecina pregunta siempre por ti,
que el panadero guarda tu pan dulce
aunque sabe que ya no vendrás
los sábados corriendo a comprarlo.
Escribo sobre mis noches de insomnio,
cuando camino por la casa vacía
sintiendo ecos de tus pasos descalzos,
de cuando corrías por estos pasillos
persiguiendo sueños y mariposas.
Te mando recortes del periódico local,
fotos de lugares que reconocerás,
de calles donde aprendiste a andar,
de esquinas donde te esperé tantas veces
saliendo del colegio con tu sonrisa.
Pero nunca envío estas cartas,
las guardo en una caja de zapatos,
porque algunas penas son tan grandes
que solo pueden vivir en el silencio
del corazón que ama sin medida.