y yo despierto con el corazón partido,
recordando cuando te cantaba mañanitas
en tu cama pequeña de princesa,
con torta que hacíamos juntos.
soplo por ti que estás tan lejos,
pido deseos que vuelen hasta ti
llevados por vientos que no conozco,
por cielos que cubren tu nuevo hogar.
Llamo temprano para ser el primero
en decirte que llegaste a este mundo
para llenar de luz nuestras vidas,
aunque ahora esa luz esté brillando
en tierras que mis ojos no han visto.
Me cuentas de tu fiesta pequeña,
de amigos que yo nunca conoceré,
de tortas que saben diferente
a las que hacíamos en esta cocina
donde aún tengo tu molde favorito.
Cuando cuelgo guardo tu sonrisa
en el álbum invisible del corazón,
y prometo que el próximo cumpleaños,
de alguna manera, estaremos juntos,
aunque sea a través del alma.