viernes, febrero 16, 2024

Existencia


En el sendero de la existencia, el tiempo se desvanece como un suspiro fugaz. Como una vela que arde en la noche, la vida se consume sin cesar. Nos aferramos a los segundos como si fueran tesoros, pero se escapan entre los dedos como arena en un reloj de arena.

En cada latido del corazón, en cada aliento que exhala el viento, el tiempo avanza sin piedad. Nos recuerda que somos efímeros, seres destinados a desvanecernos en el vasto universo.

Y así, la vida se extravía en el camino, entre risas y lágrimas, entre sueños y desafíos. Cada día es un regalo efímero, una oportunidad para encontrar el propósito en el laberinto de la existencia.

No hay tiempo para lamentarse por lo que se ha ido, por los sueños que han quedado atrás. Solo hay tiempo para abrazar el presente, para crear momentos que perduren en el recuerdo.

En la fugacidad de la vida, en la fragilidad del tiempo, encontramos la razón para vivir intensamente. Cada instante cuenta, cada experiencia es un tesoro valioso.

Así que abracemos el corto tiempo que puede quedarnos, disfrutemos de cada latido, de cada latido del corazón. Construyamos un legado de amor y pasión, antes de que la eternidad nos llame y el tiempo se desvanezca en la vastedad del universo.

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