Rompeolas del Alba


Son las seis,
y el sueño no era pesado,
solo frágil,
como el vidrio de una ola
que choca contra mí.

Mi corazón se aferra
a lo taciturno,
a lo escondido,
a la brevedad de un amor
que no se nombra,
solo existe.

Y yo,
entre las sábanas y el alba,
me levanto
como un náufrago
de su propio rompeolas,
buscando en la espuma
el sentido intrínseco
de esta vida.

Y si, 
¿O tal vez no hay que buscarlo?
Quizás solo flotar,
dejar que la corriente
nos devuelva
a la orilla
del sueño ligero.

El cuerpo aún sabe
lo que la mente olvida:
que el amanecer no es una herida,
sino un lento despertar
de sal y sombra.
Mis huesos son boyas
que el mar mece sin prisa,
y aunque el corazón insista
en su refugio oscuro,
la luz se filtra
entre los párpados del mundo.

Breve certidumbre
Tal vez no hay respuestas,
solo este instante:
el café humeante,
el viento en la ventana,
el tacto del tiempo
rozando la piel.
Aprendo,
sin aprender,
que existir no es un naufragio,
sino el lento dibujo
que deja la marea
al retirarse.
Ricardo Abud (Chamosaurio)

Estudios de Pre, Post-Grado. URSS. M.Sc.Ing. Agrónomo, Universidad Patricio Lumumba, Moscú. Estudios en, Union County College, NJ, USA. Email: chamosaurio@gmail.com

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