una luz que ilumina, como un astro en el amanecer.
Pero en sus rayos, las estrías del dolor
han dejado sus huellas, un recuerdo a tener.
ese templo sagrado de mis sueños y anhelos.
No más dejarme llevar por la tormenta,
sino ser el faro que ilumina mis caminos.
Soy un guerrero del amor, con armadura de fe,
que no se doblega ante las heridas del ayer.
Mis ojos, dos estrellas en el cielo,
que brillan con la luz de un nuevo amanecer.
No permitiré que sigan marcando mi piel,
que el dolor se convierta en mi destino.
Porque en cada latido, late un corazón fuerte,
que late por el amor, por la vida, por el ser.
Y aunque las estrías estén allí, como un mapa,
no serán el fin de mi camino.
Porque en cada curva, en cada montaña,
encontraré la fuerza para seguir adelante.
Así que levanto mi cabeza, con orgullo y amor,
y digo al mundo que no me doblegarás.
Porque mi corazón es un castillo inexpugnable,
donde el amor es el rey y la esperanza es la dama.
Y aunque las estrías estén allí, como un recuerdo,
no serán el fin de mi historia.
Porque en cada latido, late un corazón valiente,
que late por el amor, por la vida, por la libertad.
