química pura, indomable, sin nombre,
y el tiempo se volvió cómplice
de cada palabra que nos unía.
ese viaje que cortó de tajo
lo que apenas comenzaba a florecer,
y tú, mujer de nombre L,
te hundiste en un océano de silencio.
Tus mensajes sin respuesta
son ecos que rebotan en mi pecho,
y ese plantón de indiferencia
se vuelve muro entre nosotros.
Pero tu espíritu, imbatible,
sigue danzando en mis pensamientos,
visitándome en sueños
donde el tiempo no existe
y la distancia es solo una palabra.
Si eres tú quien lee esto,
si estas líneas llegan a tus ojos,
quiero que sepas
que aún siento el eco de tu risa,
que imagino el sabor de tus besos
como quien imagina el mar
sin haberlo probado jamás.
Quiero ahogarme en tu mirada,
descifrar los misterios
que guardas en la profundidad
de tus ojos,
y descubrir contigo
esa pasión que late
en el momento exacto
donde dos almas se encuentran
en pleno gozo.
L, mujer de silencio y fuego,
esta carta es mi bandera blanca,
mi manera de decirte
que algunas conexiones
trascienden el tiempo,
la distancia,
y hasta la indiferencia.
Si estás ahí,
si lees esto,
sabrás que hablo de ti.
.png)
