Liberación


Hubo un tiempo en que tu nombre
era un puñal entre mis costillas,
cuando cada mensaje tuyo
decidía si amanecía o si moría.

Vivía pendiente de tu última conexión,
esclavo de tus silencios,
mendigando migajas de tu atención
como un perro hambriento de afecto.

Tu sonrisa en otras fotos
me partía el alma en pedazos,
mientras yo me consumía
contando los días de tu ausencia.

Noches enteras despierto,
preguntándome qué hice mal,
repasando cada conversación
como un detective de mi propio fracaso.

Lloré en duchas interminables,
grité tu nombre al viento,
me ahogué en un mar de recuerdos
que se volvían más amargos con el tiempo.

Pero los meses pasaron
y algo cambió dentro de mí,
el dolor se fue apagando
como una vela sin aceite.

Un día desperté diferente,
tu nombre ya no me quemaba,
tus historias ya no me herían,
tu felicidad ya no me mataba.

Entendí que había vivido
una versión pequeña de mí mismo,
tratando de encajar en tu molde,
perdiendo mi esencia en el camino.

Ahora camino con la frente alta,
he recuperado mi territorio,
ya no necesito tu validación
para sentirme completo.

Descubrí que la soledad elegida
es mejor que tu compañía tóxica,
que merezco a alguien que me elija
cada día, sin condiciones.

Tu indiferencia fue mi maestra,
tu abandono, mi liberación,
me enseñaste sin querer
el valor de mi propia compañía.

Hoy soy dueño de mis días,
arquitecto de mi felicidad,
ya no vivo en función de ti
ni de tus caprichos de ocasión.

Así que a ti y a todos los que juegan
con los corazones ajenos,
a los que dan migajas por amor
y se creen el centro del universo, les digo:

"Váyanse a la mierda" 


Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket
Ricardo Abud (Chamosaurio)

Estudios de Pre, Post-Grado. URSS. M.Sc.Ing. Agrónomo, Universidad Patricio Lumumba, Moscú. Estudios en, Union County College, NJ, USA. Email: chamosaurio@gmail.com

Publicar un comentario

Deje su comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente