no pienses que es por ti,
ni por amor perdido.
A veces uno llora
sin saber muy bien por qué.
que sus buenos días
sonaban a pregunta,
a duda,
a veneno disfrazado de caricia.
Tenía que salir a la calle
para confirmar si era verdad,
si el día realmente era bueno
o si todo era otra mentira más.
Porque las mentiras se volvieron aire,
lo que respiraba cada día,
lo que me ahogaba sin tocarme.
Ya no espero nada de eso.
No lloro por lo que fue.
Simplemente hoy
el mundo pesa más,
y prefiero el silencio
al ruido de la gente.
Si se van, que se vayan.
Nada dura para siempre,
y menos lo que nunca fue real,
menos lo que se construyó sobre falsedades.
Esa persona que tanto callaba,
que me hacía sentir tonto
por esperar migajas de afecto,
que le daba más luz a los extraños
que a quien tenía en casa.
Yo sí amaba de verdad,
con ese amor que duele,
mientras tú peleabas
y luego sonreías como si nada,
como si tus palabras no fueran cuchillos
envueltos en papel de regalo.
Ya no busco donde no hay.
Perdí demasiado tiempo
buscando agua en el desierto,
creyendo mentiras
que sonaban a promesas.
Y si me ven así, desecho,
que nadie se preocupe.
No necesito compasión.
Solo necesito que hoy termine,
y mañana, quizás,
vuelva a sentirme entero.
Hoy simplemente no estoy bien.
Y está bien no estarlo.

