domingo, marzo 03, 2024

El ángel.


En el fulgor del ocaso, vi la luz caer,
Súbitamente, como un rayo en mi ser.
Y con ella, mis entrañas se estremecieron,
Cual torrente de emociones que florecieron.

Mas, ¿qué sorpresa me aguardaba en la oscuridad?
Un abrazo firme, enérgico, sin igual.
Algo parecido a un ángel, esclarecido,
Según las fábulas que escuché en mi querido pasado.

Retumbaba la temeridad de una tracción salvaje,
Que en mi pecho dejó huella, sin coraje.
Caí sin conciencia, en un abismo profundo,
Mientras el mundo seguía su rumbo.

Pero en ese abrazo, encontré mi refugio,
Un bálsamo de amor, de calma, de alivio.
Ese ángel misterioso, que en mi vida apareció,
Me mostró que en la oscuridad, el amor prevaleció.

Ahora, renazco cual ave fénix en llamas,
Con un corazón ardiente, lleno de llamas.
La metáfora de mi existencia, resurge con pasión,
Guiada por ese ángel que cambió mi canción.

Así, en los versos de este poema encendido,
Quiero expresar mi gratitud, mi sentido.
Porque en ese abrazo, encontré mi salvación,
Y en la eternidad de las palabras, vive mi pasión.

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