como una flor bajo la lluvia,
y cada sílaba tuya
enciende el aire que respiro.
se tiñe de oro, se rinde al misterio
de ese instante donde el mundo calla
y solo existen tus ojos y los míos.
Amarte es habitar la eternidad del ahora,
donde el tiempo se disuelve como sal en la piel.
Tu cuerpo, océano que no termina,
mi deseo, barca que nunca naufraga.
No existe noche que pueda apagar
la llama que pusiste en mi pecho,
ni silencio capaz de borrar
lo que tu alma susurra a la mía.
Así, en este amor infinito,
se cruzan nuestros pasos y destinos,
y todo lo hermoso del mundo
parece tener tu nombre.

