el nudo en el pecho, el querer.
El palpitar que no se calma,
la sombra que no es del alma.
la mente que no tiene frontera.
El miedo que no es del todo,
y el cuerpo, un simple lodo.
Es la alarma sin fuego,
la lluvia que no es de riego.
Un eco en la voz, un temblor,
un futuro que no tiene sabor.
Y aunque la noche sea larga,
y la carga, una barca.
El sol siempre vuelve a salir,
y la calma, un puerto a seguir.

