nace la maldad, un dolor.
Crece en la sombra, sin sol,
y teje su telaraña, un control.
es un susurro que no es de Dios.
Se esconde en la sonrisa, en la fe,
y en cada corazón, un porqué.
Es un río de agua amarga,
que inunda el alma, la embarga.
Un espejo que no refleja,
la bondad que el mundo anhela.
Pero al final de la noche,
la luz siempre encuentra su derroche.
Y aunque la oscuridad parezca eterna,
el amor, la bondad, siempre la quema.
