Tus calles, tu gente sigue intacta en mi mente
La insignificancia se magnifica, se arrugan mis ojos
Las lágrimas no puedo contener, Moscú me robo el alma
Y no quiere devolvérmela, ladrona insensata
De paz conmovedora, tomentosa ilusión
Desvanecida en la ritualidad de mí conciencia
No hay día, que trate de recuperar mi paz, y no me dejas
Recuerdos detenidos en el tiempo
Amistades, calles, almas, nieve y soledad.
La última nevada la escuche trinar desde una
Ventana, del hotel Kosmos, comenzó la película
Retrocedí muchos años, mis compañeros de clases
Acudieron a mi invierno final moscovita,
el blanco atesorado en mí alma surgió sin menoscabo
todos reían desde el umbral de mis recuerdos
noche fría y pegajosa de añoranzas, retorcida en
inconciencia, malhumorada por desacato.
Desde el cielo bajaron algunos que ya partieron
Quieran ser parte del reencuentro
El vodka complacía mis gustos y dominaba
La trascendencia de haber vivido en esa tierra hermosa
Moscú me robo el alma y la dejo deambulando
Por muchos rincones de su cosmopolita estupidez
A lo lejos escuchaba el coro de niños del Kuban Cossack
El vodka comenzó agotarse, los recuerdos se empezaban
A borrar, la luz era difusa, la cabeza daba vueltas
Sin parar, me fueron dejando las amistades
Otros se arrinconaban para velar mi sueño, desperté
Y hoy sigo pensando que Moscú no solo me robo
El alma, me robo mi tranquilidad, y no hay
Opción de recuperar.
Al momento de partir recorreré Moscú
Dobriniskaya será mi parada, me bajare en Pablovskaya
Donde mis últimos pasos tropezaran de amor
En el cuarto, 186, tal vez en el 414 o en la 456
Serán mi última morada, descansare en paz y Moscú
Me devolverá lo que me quito.
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