Tu tez blanca se sonrojaba
te agobiaba y la mordaza se abría.
las cadenas se flagelaban
en pleno luto de la ardiente noche
no había música, la bulla
salía de tu cuerpo alborotado de gozo.
Lágrimas insípida e incolora
rozaban la madrugada y destronó en
un orgasmo pleno de bondad.
las montañas se iluminaban de placer
la tenue luz brotaba desde tus ojos.
Tus manos acariciaban el invisible canto
de esperanza, las rosas se difuminaban
en una alfombra aterciopelada,
se encendieron las velas, un nuevo amanecer
tocaban las puertas en la colonia.
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