Me basta la luz que desprende en el firmamento
Me basta lo extraño que es extrañarte
Me basta el alma precaria de humedad
Me basta el sonido del alarido contenido
Me basta la tarde cuando no es mañana
Me basta el vestuario de lirios
Me basta el viaje del viajero anónimo
Me basta la indoblegable tormenta de amor
Me basta el estruendo del sinsabor otoñal
Me basta la estupidez arrogante de incertidumbre
Me basta la malcriadez de tu enojo
Me basta la perversidad de tu arrojo
Me basta la lluvia incandescente de tu sentir
Me basta la huella relente de tus pasos
Me basta la alegría de la tristeza y el vacío incierto
Me basta el vaso de te argelino
Me basta tu cuerpo enredado en el mío
Me basta tú impregnada de amor.
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