No recuerdo cuando empezaron a florecer
menos aun el destello que emitían
solo recuerdo que poco a poco fueron inundando mi alma.
Mis canas estremecían
mis días, nunca fueron molestia
menos aun una carga
solo recuerdo que poco a poco fueron inundando mi alma.
Anochecía y no
las distinguía
menos aun que color iban tomando
solo recuerdo que poco a poco fueron inundando mi alma.
Mis canas aparecieron
un domingo no me avisaron
menos aún se anunciaron
solo recuerdo que poco a poco fueron inundando mi alma.
Mis canas fluyen
hoy a cielo abierto
son testigos de años de prudencia, fecundos, son alegría pintada de gris
no necesito esconderlas, puedo proyectarlas,
ellas han estado presente en mis risas, en mis llantos,
en mis terribles batallas por la supervivencia,
son vestigio fiel de mi tránsito por este mundo,
he querido recordar cuando empezó a poblarse, para rendirle ofrenda
en su aniversario, pero la mente que me antecede no lo visualiza
mis canas es mi notoriedad ante el mundo, es mi presentación ante la orgia
de las circunstancias.
Cada día que las
peino renuevo la fe y la esperanza
no hay espacio en el tiempo que me ayude a cohabitar con mis canas
son mi identidad, mi trasparencia, mi trascendencia.
Mis canas para
mis nietos y nieta es signo de nobleza y así expresan su
inmediatez, su inocencia, entrelazan mis canas en sus manos
la disfrutan y se burlan sin maldad.
El tiempo y sus
luces la decoloraron, se renuevan una y otra vez
y crecen de manera exponencial y algunos osan esconderlas.
En ocasiones
recurro a la grandeza del espejo y trato de auditar
mi vida, es imposible, mis canas crearon recuerdos y así también los borraron.
Seguiré adelante,
soñando y tratando de recordar lo que me han dejado
estos años, entretanto continuare peinando mis canas.
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