martes, julio 12, 2022

El Castor y el Elefante

 


Dedicado a mis dos amados sobrinos (Víctor y Kabir)

Miraba al cielo y veía muchas pelotitas de algodón que tapaban los rayos del sol, a lo lejos en la montaña, vi la luna, lo que me sorprendió bastante. Uno de mis mejores recuerdos es ver la luna que se

dibuja en las aguas en medio de la oscuridad, siempre me he gustado jugar con la luna.


Hace mucho tiempo atrás no recuerdo hasta donde, paseaba mucho por un sendero que cruzaba un rio muy caudaloso de lado a lado, me acompañaba siempre la claridad de la luna en esas noches taciturnas en las cuales me vi envuelto. Mis pasos eran lentos, alguien me diría una vez que, si yo contaba los pasos, lo que me pareció algo graciosos, no tuve respuesta para ese comentario.

Los paseos nocturnos siempre fueron el reflejo de mi alma, noches frescas cargadas de mucho sentimiento, disfrutaba mucho esas salidas. El día siempre fue caracterizado por el trabajo, no había tiempo para el paseo por el sendero, hasta que un día que tuve libre, vi en el rio la construcción de un pequeño dique, no entendía para qué.

Día a día me las ingeniaba para tomarme un descanso e ir al rio que cruzaba al sendero y ver como avanzaba la construcción de ese dique y quien era el ingeniero que lo construía. No fue fácil descubrirlo fueron muchas tardes hasta que por fin vi al ingeniero constructor, era un bello y agraciado Castor.



El Castor tiene una capacidad muy grande para modificar el ambiente, construye en algunas ocasiones diques para contener el agua, debajo del dique construye su guarida o casa para el y su familia, aunque los diques no es lo ideal, ya que eso podría ocasionar daños al medio ambiente ya que represa caudales de agua. Con su afable disposición, ética del trabajo es difícil no encariñarse con el castor.

El dique llevaba un ritmo extraordinario en su construcción lo que me genero curiosidad y quise entablar conversación con ese animalito tan maravilloso.

-Hola amigo Castor como va tu día
Mucho trabajo, he tenido que empezar el dique 2 veces…
-Como así, yo tengo varios días pasando por aquí y he visto la evolución del dique, porque has tenido que  empezarlo 2 veces
Es un cuento largo, y no tengo tiempo que perder, si entran las lluvias podría perder el dique y  empezar de cero…
--Ya veo
¿Por qué en vez de ver no me ayudas y traes unas cuantas ramas para seguir trabajando
-Ok ok le respondí


Salí sin pensarlo y comencé a recolectar ramas para llevarle al amigo Castor, que no me había dicho su nombre, estuve más de 30 minutos recolectado ramas, las mejores, para llevarlas al amigo Castor.

Camino al rio donde se encontraba el Castor, pude divisar a lo lejos una manada de elefantes, me pareció muy extraño ver elefantes por estos predios, al llegar donde estaba mi amigo el Castor, le di una cantidad considerable de ramas, lo cual me agradeció con una sonrisa que jamás había visto en rostro alguno.

Muchas gracias lugareño
-Gracias a ti por permitirme ayudarte
En realidad yo te lo sugerí, no fue espontaneo.

En mis adentros pensaba como un ser tan pequeño tiene respuestas tan rápidas para todo, una capacidad de réplica incuestionable.

-Ey amigo Castor no trates de hacerte el listo conmigo, sino hubiera querido no te traigo nada
JAJAJAJAJAJA amigo humano no sabes lo que dices, ¿Cómo te llaman en tu mundo?
-Resulta que ahora venimos de mundos diferentes, interesante reflexión, en mi mundo me llaman como más les guste, tu puedes llamarme Tío. ¿A ti como te llaman en tu mundo amigo Castor?
Me llaman Víctor…
-Ok.

Ver trabajar al Castor Víctor resultaba interesante, como entretejía las ramas para hacer el dique resistente. ¿Dónde lo aprendería?

-Víctor, ¿Dónde aprendiste hacer esos diques?
No hay escuela que lo enseñe, son secretos que pasan de generación en generación, a mi papa le enseño mi abuelo, a mi abuelo mi tatarabuelo, yo le enseño a mis hijos, mis hijos le enseñaran a mis futuro nietos y así se va tejiendo una rama del conocimiento…

Escuchar hablar al Castor Víctor era entretenido, hablaba como todo un letrado, con mucha inspiración, y siempre riéndose., no había forma de no encariñarse con él, me despido con la promesa de regresar mañana nuevamente, tenía que conocerlo mejor.

Caminado por el sendero de regreso a mi trabajo, veo a un pequeño elefante que se había desprendido de la manada, venía a pasado rápido, podía sentir debajo de mis zapatos como se movía la tierra por las pisadas de ese esplendido elefantico.    

Azorado por el cansancio tartamudeaba y no le entendía bien lo que quería decirme

-Descansa, le sugerí
Ok, me dijo

A lo lejos podía divisar el resto de manada, no menos de 12 Elefantes, entre adultos y chicos pude contar a pesar de la distancia, que animal tan bello, poderoso, tienen una trompa muy grande, los elefantes adultos tienen colmillos también muy grandes, también se caracterizan por tener orejas grandes, todo es grande en los elefantes viven en las selvas y las llanuras, ahhhhh y su alimentación es solo vegetal, le dicen herbívoros. Ósea no comen Carne.   

Amigo andante del camino me susurro el pequeño elefante, ¿hacia donde te diriges?
-Voy a trabajar, en mi hora de almuerzo salí a vivista a un nuevo amigo que hice.
¿Tienes muchos amigo?
-No, siempre ando solo
¿Y eso porque amigo andante del camino?
-No sé, debe ser que no soy bueno con los amigos
¿Cómo es, no ser bueno con los amigos?
-De verdad no sé qué decirte, solo te puedo decir que tengo un maravilloso amigo que he hecho, se llama Víctor el Castor
¿Conoces a Víctor el Castor?
-Claro es mi mejor amigo
Él también es mi amigo, sabes, y seguro lo conocí primero que tú, así que es más amigo mío que tuyo
-Si tú lo dices, cuando vea a Víctor el Castor le preguntare si te conoces
Mejor no lo hagas
-¿Por qué?
Es que ayer mientras tomábamos agua en el rio, uno de mis primos que es muy travieso se metió en el agua y le daño la madriguera, el de seguro sabe que fuimos nosotros y por eso debe estar muy molesto.
-Con razón mi amigo el Castor Víctor está empezando hacer su madriguera nuevamente, el dique quedo inservible
Sí, yo vi que quero muy mal, prácticamente no servía, el hace el dique y después por debajo del agua hace su madriguera
-Sabes pequeño elefante, tienes tremendo problema, debería hablar con él y explicarle lo que paso
Ni loco, hablo con el
Ahora que tú y yo somos amigos deberías explicarle lo que paso a Víctor el Castor
-Tu y yo todavía no somos amigo, no sé cómo te llamas ni tu sabes cómo me llamo yo
Yo me llamo Kabir el Elefante
-Yo me llamo Tío

La conversación siguió muy fluida con Kabir el Elefante, me hablo de sus padres de su hermano mayor y de alguien muy especial para el que había tenido que irse lejos muy lejos. Kabir el Elefante se le nota la nobleza del alma, usa lentes, sus colmillos no son tan grande aun, y su trompa es pequeñita, el junto a su familia recorren muchos kilómetros comiendo y paseando por la llanura, son muy unidos.

Súbitamente siento que pronuncian mi nombre en el horizonte:
¡Tiooooooooo  

Automáticamente miro el reloj y había estado hablando casi dos horas con Kabir el Elefante, tenía que irme inmediatamente, solo atine a decirle a Kabir, nos vemos el sábado aquí y juntos iremos hablar con Víctor el Castor, hasta prontooooooo.

Pronto los rayos del sol. Dejarían de golpear nuestro rostro y la luna aparecería a alumbrar la noche, estaba muy contento, había hecho dos nuevos amigos, dos seres maravillosos cada cual, con características propias, los unía la nobleza de sus almas.  

Ya en casa solo miraba lo fastuoso del firmamento, las estrellas por miles se contaban emitiendo una luz difusa y difícil de describir, la luna en todo su esplendor.

Esperaba con ansia la llegada del sábado para reencontrarme con mis nuevos amigos, era viernes mi último día laborar de la semana, todos en la oficina hacían planes, unos saldrían a festejar, otros irían a sus casas para prepararse para el fin de semana, yo solo pensaba en mis nuevos amigos.

El sábado al mediodía salí de casa muy alegre, llevaba conmigo una canasta con todo lo necesario para tener un buen picnic con mis amigos. En la mitad del sendero escucho unos gritos y siento unos pasos, era Kabir el elefante que me llamaba para que lo esperara, no quiera llegar solo donde estaba Victor el Castor.

Estoy muy cansado, te vi y salí corriendo, me costó un poco escabullirme de la manada, no querían darme permiso….
-Lo importante es que esta aquí ya
Sí, es correcto, vayamos pues a explicarle nuestro amigo que paso con el dique.

Al llegar el dique estaba totalmente listo, se veía muy resistente, la madriguera era imperceptible para nosotros, de pronto sentimos un chasquido en el agua y era Victor el Castor, tan pronto vio a Kabir el Elefante se avalancha hacia él, por suerte estaba yo cerca y pude agarrarlo.

-Amigo Víctor que te pasa
No es contigo Tío es con Kabir el Elefante, él fue el que destruyo mi dique, gracias a él tuve que  hacerlo dos veces…
-Debes dejarlo hablar, que te explique qué paso, no puedes acusar sin saber
Él fue, el fue

Mi amigo Víctor el Castor estaba muy ofuscado, contrariado, súbitamente quiso liberarse de mí, y fue cuando por fin pudo hablar Kabir el Elefante:
 -.¿puedes dejarme hablar para que te explique?
¿Qué quieres explicarme?
-.Lo que paso con el dique
Ok, habla…

De esta manera Kabir el Elefante comenzó a explicarle como lo había hecho conmigo que había pasado, lo más importante era hacerle saber que él no tenía nada que ver, con el Dique, sino su primo, después de darle detalles, el Castor Victor comenzó a serenarse, todo estaba cuadrando de acuerdo con la explicación que daba el pequeño Elefante, también explicó que a su primo lo habían regañado e incluso castigado por no portarse bien, Víctor entendió y nuevamente se estrecharon las manos en señal de que todo se había aclarado.

El ambiente era otro, todos estábamos riendo y comentado la reacción de Víctor y en ese instante propuse un brindis, saqué de la canasta un refresco y brindamos por la amistad.  

Víctor se disculpó, fue a su madriguera y trajo algo de comida, yo saque lo que tenía en la canasta y no sentamos a comer, fue una tarde muy larga, no quiera que acabara, una tarde de buenos amigos.

Antes del anochecer, se despidió Kabir Elefante, yo recogía todos los desperdicios y los ponía en la canasta, en eso me dice Víctor el Castor:

Tío muchas gracias por traer a mi amigo Kabir el Elefante, quiero su amistad toda la vida como la quiere Kabir también, gracias por unirnos y haber ayudado a aclarar nuestras diferencias.

Me sentí muy bien, había pasado el mejor sábado de muchos años en vida, gracias a mis sobrinos Kabir y Víctor.

Kabir y Víctor son la alegría en una casa que parece ya de fantasmas, de cortinas largas y donde se ha extraviado la bulla de años pasados, el cual de belleza de sus emociones es grande, cada uno encerrado en su propio yo, pero inmersos de un amor incondicional, como no tener sentimientos encontrados cuando los vemos que van y vienen envueltos en pensamientos que solo ellos conocen, son incapaces de exteriorizar esa nobleza tan dulce que nace en sus corazones y terminan con un beso o un abrazo, una risa.

Cuando se unen, se une también la imaginación y una capacidad de repuesta que la reflexión no despeja mis dudas, son asombrosamente increíbles, aunque en ocasiones las peleas surgen casi sin pensarlo, algo que con una mirada se resuelve, comparten un amor hermoso entre ellos.

Estar juntos a ellos es experimental sorpresas en cada encuentro que tienen, uno mejor que el otro, conversaciones sin precedentes, son fabulosos.

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