Dedicado a mis dos amados sobrinos (Víctor y Kabir)
Miraba al cielo y veía muchas pelotitas de algodón que tapaban los rayos del sol, a lo lejos en la montaña, vi la luna, lo que me sorprendió bastante. Uno de mis mejores recuerdos es ver la luna que se
dibuja en las aguas en medio de la oscuridad, siempre me he gustado jugar con la luna.Hace mucho tiempo
atrás no recuerdo hasta donde, paseaba mucho por un sendero que cruzaba un rio
muy caudaloso de lado a lado, me acompañaba siempre la claridad de la luna en
esas noches taciturnas en las cuales me vi envuelto. Mis pasos eran lentos,
alguien me diría una vez que, si yo contaba los pasos, lo que me pareció algo
graciosos, no tuve respuesta para ese comentario.
Los paseos
nocturnos siempre fueron el reflejo de mi alma, noches frescas cargadas de
mucho sentimiento, disfrutaba mucho esas salidas. El día siempre fue
caracterizado por el trabajo, no había tiempo para el paseo por el sendero,
hasta que un día que tuve libre, vi en el rio la construcción de un pequeño
dique, no entendía para qué.
Día a día me las
ingeniaba para tomarme un descanso e ir al rio que cruzaba al sendero y ver
como avanzaba la construcción de ese dique y quien era el ingeniero que lo
construía. No fue fácil descubrirlo fueron muchas tardes hasta que por fin vi
al ingeniero constructor, era un bello y agraciado Castor.
El Castor tiene
una capacidad muy grande para modificar el ambiente, construye en algunas
ocasiones diques para contener el agua, debajo del dique construye su guarida o
casa para el y su familia, aunque los diques no es lo ideal, ya que eso podría
ocasionar daños al medio ambiente ya que represa caudales de agua. Con su
afable disposición, ética del trabajo es difícil no encariñarse con el castor.
El dique llevaba
un ritmo extraordinario en su construcción lo que me genero curiosidad y quise
entablar conversación con ese animalito tan maravilloso.
-Hola amigo
Castor como va tu día
Mucho trabajo, he tenido que empezar el dique 2 veces…
-Como así, yo tengo varios días pasando por aquí y he visto la evolución del
dique, porque has tenido que empezarlo 2
veces
Es un cuento largo, y no tengo tiempo que perder, si entran las lluvias podría perder
el dique y empezar de cero…
--Ya veo
¿Por qué en vez de ver no me ayudas y traes unas cuantas ramas para seguir
trabajando
-Ok ok le respondí
Salí sin pensarlo
y comencé a recolectar ramas para llevarle al amigo Castor, que no me había
dicho su nombre, estuve más de 30 minutos recolectado ramas, las mejores, para
llevarlas al amigo Castor.
Camino al rio
donde se encontraba el Castor, pude divisar a lo lejos una manada de elefantes,
me pareció muy extraño ver elefantes por estos predios, al llegar donde estaba
mi amigo el Castor, le di una cantidad considerable de ramas, lo cual me
agradeció con una sonrisa que jamás había visto en rostro alguno.
Muchas gracias
lugareño
-Gracias a ti por permitirme ayudarte
En realidad yo te lo sugerí, no fue espontaneo.
En mis adentros
pensaba como un ser tan pequeño tiene respuestas tan rápidas para todo, una
capacidad de réplica incuestionable.
-Ey amigo Castor
no trates de hacerte el listo conmigo, sino hubiera querido no te traigo nada
JAJAJAJAJAJA amigo humano no sabes lo que dices, ¿Cómo te llaman en tu mundo?
-Resulta que ahora venimos de mundos diferentes, interesante reflexión, en mi
mundo me llaman como más les guste, tu puedes llamarme Tío. ¿A ti como te
llaman en tu mundo amigo Castor?
Me llaman Víctor…
-Ok.
Ver trabajar al
Castor Víctor resultaba interesante, como entretejía las ramas para hacer el
dique resistente. ¿Dónde lo aprendería?
-Víctor, ¿Dónde
aprendiste hacer esos diques?
No hay escuela que lo enseñe, son secretos que pasan de generación en
generación, a mi papa le enseño mi abuelo, a mi abuelo mi tatarabuelo, yo le
enseño a mis hijos, mis hijos le enseñaran a mis futuro nietos y así se va
tejiendo una rama del conocimiento…
Escuchar hablar al
Castor Víctor era entretenido, hablaba como todo un letrado, con mucha
inspiración, y siempre riéndose., no había forma de no encariñarse con él, me
despido con la promesa de regresar mañana nuevamente, tenía que conocerlo
mejor.
Caminado por el
sendero de regreso a mi trabajo, veo a un pequeño elefante que se había
desprendido de la manada, venía a pasado rápido, podía sentir debajo de mis
zapatos como se movía la tierra por las pisadas de ese esplendido
elefantico.
Azorado por el
cansancio tartamudeaba y no le entendía bien lo que quería decirme
-Descansa, le sugerí
Ok, me dijo
A lo lejos podía
divisar el resto de manada, no menos de 12 Elefantes, entre adultos y chicos
pude contar a pesar de la distancia, que animal tan bello, poderoso, tienen una
trompa muy grande, los elefantes adultos tienen colmillos también muy grandes, también
se caracterizan por tener orejas grandes, todo es grande en los elefantes viven
en las selvas y las llanuras, ahhhhh y su alimentación es solo vegetal, le
dicen herbívoros. Ósea no comen Carne.
Amigo andante del
camino me susurro el pequeño elefante, ¿hacia donde te diriges?
-Voy a trabajar, en mi hora de almuerzo salí a vivista a un nuevo amigo que
hice.
¿Tienes muchos amigo?
-No, siempre ando solo
¿Y eso porque amigo andante del camino?
-No sé, debe ser que no soy bueno con los amigos
¿Cómo es, no ser bueno con los amigos?
-De verdad no sé qué decirte, solo te puedo decir que tengo un maravilloso amigo
que he hecho, se llama Víctor el Castor
¿Conoces a Víctor el Castor?
-Claro es mi mejor amigo
Él también es mi amigo, sabes, y seguro lo conocí primero que tú, así que es más
amigo mío que tuyo
-Si tú lo dices, cuando vea a Víctor el Castor le preguntare si te conoces
Mejor no lo hagas
-¿Por qué?
Es que ayer mientras tomábamos agua en el rio, uno de mis primos que es muy
travieso se metió en el agua y le daño la madriguera, el de seguro sabe que fuimos
nosotros y por eso debe estar muy molesto.
-Con razón mi amigo el Castor Víctor está empezando hacer su madriguera
nuevamente, el dique quedo inservible
Sí, yo vi que quero muy mal, prácticamente no servía, el hace el dique y después
por debajo del agua hace su madriguera
-Sabes pequeño elefante, tienes tremendo problema, debería hablar con él y
explicarle lo que paso
Ni loco, hablo con el
Ahora que tú y yo somos amigos deberías explicarle lo que paso a Víctor el
Castor
-Tu y yo todavía no somos amigo, no sé cómo te llamas ni tu sabes cómo me llamo
yo
Yo me llamo Kabir el Elefante
-Yo me llamo Tío
La conversación siguió
muy fluida con Kabir el Elefante, me hablo de sus padres de su hermano mayor y
de alguien muy especial para el que había tenido que irse lejos muy lejos.
Kabir el Elefante se le nota la nobleza del alma, usa lentes, sus colmillos no
son tan grande aun, y su trompa es pequeñita, el junto a su familia recorren
muchos kilómetros comiendo y paseando por la llanura, son muy unidos.
Súbitamente siento
que pronuncian mi nombre en el horizonte:
¡Tiooooooooo
Automáticamente miro
el reloj y había estado hablando casi dos horas con Kabir el Elefante, tenía
que irme inmediatamente, solo atine a decirle a Kabir, nos vemos el sábado aquí
y juntos iremos hablar con Víctor el Castor, hasta prontooooooo.
Pronto los rayos
del sol. Dejarían de golpear nuestro rostro y la luna aparecería a alumbrar la
noche, estaba muy contento, había hecho dos nuevos amigos, dos seres
maravillosos cada cual, con características propias, los unía la nobleza de sus
almas.
Ya en casa solo
miraba lo fastuoso del firmamento, las estrellas por miles se contaban emitiendo
una luz difusa y difícil de describir, la luna en todo su esplendor.
Esperaba con
ansia la llegada del sábado para reencontrarme con mis nuevos amigos, era
viernes mi último día laborar de la semana, todos en la oficina hacían planes,
unos saldrían a festejar, otros irían a sus casas para prepararse para el fin
de semana, yo solo pensaba en mis nuevos amigos.
El sábado al mediodía
salí de casa muy alegre, llevaba conmigo una canasta con todo lo necesario para
tener un buen picnic con mis amigos. En la mitad del sendero escucho unos
gritos y siento unos pasos, era Kabir el elefante que me llamaba para que lo
esperara, no quiera llegar solo donde estaba Victor el Castor.
Estoy muy
cansado, te vi y salí corriendo, me costó un poco escabullirme de la manada, no
querían darme permiso….
-Lo importante es que esta aquí ya
Sí, es correcto, vayamos pues a explicarle nuestro amigo que paso con el dique.
Al llegar el
dique estaba totalmente listo, se veía muy resistente, la madriguera era
imperceptible para nosotros, de pronto sentimos un chasquido en el agua y era
Victor el Castor, tan pronto vio a Kabir el Elefante se avalancha hacia él, por
suerte estaba yo cerca y pude agarrarlo.
-Amigo Víctor que
te pasa
No es contigo Tío es con Kabir el Elefante, él fue el que destruyo mi dique,
gracias a él tuve que hacerlo dos veces…
-Debes dejarlo hablar, que te explique qué paso, no puedes acusar sin saber
Él fue, el fue
Mi amigo Víctor el
Castor estaba muy ofuscado, contrariado, súbitamente quiso liberarse de mí, y
fue cuando por fin pudo hablar Kabir el Elefante:
-.¿puedes dejarme hablar para que te
explique?
¿Qué quieres explicarme?
-.Lo que paso con el dique
Ok, habla…
De esta manera
Kabir el Elefante comenzó a explicarle como lo había hecho conmigo que había pasado,
lo más importante era hacerle saber que él no tenía nada que ver, con el Dique,
sino su primo, después de darle detalles, el Castor Victor comenzó a serenarse,
todo estaba cuadrando de acuerdo con la explicación que daba el pequeño
Elefante, también explicó que a su primo lo habían regañado e incluso castigado
por no portarse bien, Víctor entendió y nuevamente se estrecharon las manos en
señal de que todo se había aclarado.
El ambiente era
otro, todos estábamos riendo y comentado la reacción de Víctor y en ese
instante propuse un brindis, saqué de la canasta un refresco y brindamos por la
amistad.
Víctor se disculpó,
fue a su madriguera y trajo algo de comida, yo saque lo que tenía en la canasta
y no sentamos a comer, fue una tarde muy larga, no quiera que acabara, una
tarde de buenos amigos.
Antes del
anochecer, se despidió Kabir Elefante, yo recogía todos los desperdicios y los ponía
en la canasta, en eso me dice Víctor el Castor:
Tío muchas
gracias por traer a mi amigo Kabir el Elefante, quiero su amistad toda la vida
como la quiere Kabir también, gracias por unirnos y haber ayudado a aclarar
nuestras diferencias.
Me sentí muy bien,
había pasado el mejor sábado de muchos años en vida, gracias a mis sobrinos
Kabir y Víctor.
Kabir y Víctor son
la alegría en una casa que parece ya de fantasmas, de cortinas largas y donde
se ha extraviado la bulla de años pasados, el cual de belleza de sus emociones
es grande, cada uno encerrado en su propio yo, pero inmersos de un amor
incondicional, como no tener sentimientos encontrados cuando los vemos que van
y vienen envueltos en pensamientos que solo ellos conocen, son incapaces de
exteriorizar esa nobleza tan dulce que nace en sus corazones y terminan con un
beso o un abrazo, una risa.
Cuando se unen,
se une también la imaginación y una capacidad de repuesta que la reflexión no
despeja mis dudas, son asombrosamente increíbles, aunque en ocasiones las
peleas surgen casi sin pensarlo, algo que con una mirada se resuelve, comparten
un amor hermoso entre ellos.
Estar juntos a
ellos es experimental sorpresas en cada encuentro que tienen, uno mejor que el
otro, conversaciones sin precedentes, son fabulosos.
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