Siete meses han pasado ya,
desde que partiste al más allá,
y aunque tu presencia física se fue,
tu espíritu en nuestros corazones se mantiene.
Recordamos tus enseñanzas,
tus sabios consejos y tu amor,
y aunque tu ausencia nos duele,
tu legado sigue vivo en nuestro interior.
Extrañamos tus palabras de aliento,
tu sonrisa cálida y amable,
y aunque tu partida nos entristeció,
tu recuerdo siempre será inolvidable.
Pero sabemos que estás en un lugar mejor,
en paz y en compañía de nuestro Señor,
y aunque no puedas estar aquí con nosotros,
tu espíritu siempre estará presente en nuestro hogar.
Así que hoy te recordamos con cariño,
y aunque tu partida nos haya dolido,
tu recuerdo siempre estará con nosotros,
y en nuestros corazones vivirás por siempre.
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