Querida Aisha, mi nieta preciosa,
eres un tesoro, una joya valiosa.
Tu sonrisa ilumina mi día entero,
y tu presencia llena mi alma de espero.
Eres un ser único, especial y bello,
con un corazón tan grande como el cielo.
Tu risa contagiosa es música para mis oídos,
y tus abrazos son los mejores regalos recibidos.
Cada vez que te miro, siento una emoción profunda,
una mezcla de amor, orgullo y ternura sin ninguna duda.
Eres la luz en nuestras vidas, la alegría en nuestro hogar,
y siempre estaremos aquí para cuidarte y amarte sin cesar.
Que la vida te regale muchos años de felicidad,
y que siempre encuentres en ella tu camino y tu verdad.
Que nunca te falte amor, salud ni prosperidad,
y que siempre tengas a Dios en tu corazón y en tu realidad.
Te amo, mi querida Aisha, mi nieta adorada,
y siempre estarás en mi corazón, en mi alma y en mi mirada.
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