Venezuela uno en verso.
No puedo irme, necesito estar aquí,
en este rincón que me vio nacer,
donde el viento susurra al oído,
y las olas cantan su canción al amanecer.
Aquí, donde los sueños florecen,
y las palabras se vuelven poesía,
no puedo alejarme, no puedo partir,
este lugar es mi razón, mi guía.
Las montañas me abrazan con su grandeza,
los árboles me susurran secretos al oído,
cada rincón guarda historias y promesas,
no puedo abandonarlo, no puedo huir.
En cada callejón, en cada esquina,
se esconden recuerdos que me hacen sonreír,
no puedo marcharme, no puedo escapar,
este lugar me ha visto reír y sufrir.
Venezuela dos en prosa
No puedo irme, necesito estar aquí. Este lugar se ha convertido en mi hogar, en el refugio donde encuentro mi paz y mi inspiración. Cada rincón guarda un pedacito de mi historia, y cada paso que doy me conecta con mis raíces.
No puedo dejar atrás las calles que me vieron crecer, los rostros que me son familia, las historias que se entrelazan con las mías. Aquí he reído, he llorado, he amado y he perdido. Cada experiencia, cada emoción, ha dejado una huella imborrable en mi ser.
Este lugar me ha enseñado que la vida es un constante ir y venir, un eterno fluir de momentos que nos definen. Aquí he aprendido a valorar cada instante, a saborear cada encuentro, a abrazar cada desafío.
No puedo alejarme de las montañas que me hablan en silencio, que me susurran al oído sus secretos más profundos. No puedo abandonar el mar que me canta su canción eterna, que me invita a soñar y a perderme en su inmensidad.
Necesito estar aquí, porque este lugar me ha enseñado a ser quien soy, a abrazar mis sueños y a luchar por ellos. Aquí he encontrado mi voz, mi pasión, mi propósito.
No puedo irme, porque este lugar es parte de mí, y yo soy parte de él. Juntos somos uno, inseparables en este camino de vida. Así que aquí me quedo, con el corazón abierto y los brazos extendidos, dispuesto a recibir todo lo que este lugar tiene para ofrecerme.
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