En los jardines del tiempo, Aisha brilla,
Princesa radiante, joya de la familia.
Y de su abuelito Ricardo, alma noble y sabia,
Su historia se entrelaza con magia.
Cual lucero en el cielo, Aisha reluce,
Sus ojos, dos esmeraldas, divina luce.
Su risa, un eco de notas celestiales,
Que en el viento susurra cuentos ancestrales.
Aisha, la rosa de pétalos dorados,
En su corazón, sueños encantados.
Con gracia y encanto, se desliza en danza,
Dejando en el aire su estela de esperanza.
Como el viento que acaricia su pelo de oro,
La princesa Aisha navega sin temor.
Sus palabras, versos de dulce poesía,
Que alientan a todos a vivir en armonía.
Como un ave en vuelo, libre y serena,
Aisha despliega sus alas sin condena.
Su abuelito Ricardo, estrella guía,
Le enseñó que la bondad nunca se olvida.
Con metáforas sutiles, Aisha se expresa,
Convierte en arte lo que el corazón confiesa.
Sus pensamientos, como ríos de tinta,
Fluyen en versos que el alma instinta.
Aisha, princesa de ensueños y quimeras,
Tu abuelito, Ricardo, te vela entre estrellas.
En cada verso tuyo, su amor se inmortaliza,
Y en cada metáfora, su legado eterniza.
Que la princesa Aisha, nieta del abuelito Ricardo,
Siga iluminando el mundo con su encanto lírico.
Que su pluma siga danzando en la poesía,
Tejiendo sueños de paz y melodía.
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