Vivir en la soledad es como estar en una prisión, >
donde las paredes son los recuerdos que me aprisionan,
donde el silencio es el guardián que me vigila,
y la tristeza es la única compañía que me habita.
Cada día es una lucha por encontrar la libertad,
pero las cadenas de la soledad me mantienen atado,
mis pensamientos se convierten en mis barrotes,
y mi corazón se consume en un eterno desgaste.
El eco de mis suspiros resuena en cada rincón,
y el vacío se hace más profundo con cada amanecer,
la soledad se convierte en mi única certeza,
y la esperanza se desvanece en la oscuridad de mi tristeza.
Pero aún en esta cárcel de la soledad,
mi espíritu se aferra a la luz que aún brilla,
aunque el camino sea largo y tortuoso,
sé que algún día encontraré la libertad perdida.
Y mientras tanto, en esta prisión de la soledad,
aprenderé a convivir con mi propia compañía,
a encontrar la paz en medio de la tormenta,
y a ser mi propio refugio en esta eterna agonía.
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