viernes, febrero 02, 2024

a mi madre.



En el verde jardín de mi existencia, florece un rosal
de amor y ternura, y en su centro radiante se alza
majestuosa mi amada madre. Ella fue el sol que
iluminaba mis días, el faro que guiaba mis pasos
en la oscuridad.

Su mirada era un océano sereno, donde encontraba
paz y consuelo en hermosa y estridente sonrisa. Sus
brazos  eran alas que abrazaban mi ser, llevándome a
lugares donde solo el amor puede llegar. Su voz era
música celestial, que acariciaba mis oídos y susurrando
melodías de esperanza y aliento.

Mi madre era un libre poema, lleno de sabiduría y
experiencia. Cada verso de su vida era una lección
de valentía y perseverancia, un testimonio de su
fortaleza inquebrantable. Sus manos eran pinceles
que pintaban con ternura y paciencia el lienzo de mi
existencia, coloreando mis días con tonalidades
de amor y comprensión.

Ella era la brisa suave que acariciaba mi rostro en los
días calurosos, el refugio seguro en las tormentas
que amenazaban con desvanecer mis sueños.
Su abrazo era un escudo impenetrable, que me protegía
de las heridas del mundo y me arropaba en un
manto de amor incondicional.

Mi madre era un jardín en flor, donde las rosas
representan sus virtudes. La rosa de la paciencia,
que florece en los momentos difíciles. La rosa del
sacrificio, que entrega sin medida. La rosa de la
dulzura, que endulzaba mis días con sus palabras
y gestos. Y sobre todo, la rosa del amor, que florecía
eternamente en su corazón.

Así como el sol no puede ocultar su resplandor, mi
amada madre irradiaba amor en cada gesto, en cada
palabra, en cada mirada. Ella era mi guía, mi
confidente, mi apoyo inquebrantable. En ella encontraba
el reflejo de todo lo bueno y hermoso
que existe en este mundo.

Madre mía, en este poema en forma de prosa,
intento plasmar la grandeza de tu ser, la inmensidad
de tu amor. La inspiración, el ejemplo a seguir,
el tesoro más preciado.

Gracias por todo lo maravilloso que nos diste
fuiste siempre luz, el faro que iluminaba vuestros sueños
la risa que nos alegraba, el motor de vida. Cuanta falta madre
nos haces, noche de miedos y canticos de soledad
espero pronto sentir tu alma, disfrutar tu risa.

 

P.D. Lamento mucho, madre amada no haberte dado la felicidad que tanto te exprese en vida, no hay culpables, sé, que de donde nos mires, veras la honestidad de nuestros actos, gracias por enseñarnos amar, así ella lo dispuso y no se pudo hacer nada.


No hay comentarios.: