Un susurro suave de gratitud
flota en mi pecho, inquebrantable.
Fuiste faro en días oscuros,
puente sereno hacia la calma.
Tu gesto, un bálsamo en mi jornada,
tu presencia, un regalo inmenso.
No hay olvido en la distancia,
solo memoria tejida en luz.
Gracias doy al tiempo compartido,
a cada mirada, palabra y gesto.
A dos años de tu partida te recuerdo,
no como ausencia, sino legado.
Y en mi corazón llevas un rincón
donde florece el eterno abrazo.
2. En el silencio del tiempo que avanza,
Dos años han pasado ya sin tu presencia,
Pero tu bondad, como una danza,
Sigue viva en la existencia.
Fuiste una luz en el sendero,
Amigo sin pedir nada a cambio,
Tu sonrisa, clara como luna,
Iluminaba cada encuentro, cada cambio.
Enseñaste con gestos y acciones,
El valor del respeto y la nobleza,
Dejaste en mi vida lecciones
Que hoy tus afectos guardan con toda certeza.
Gracias por cada momento compartido,
Por tu trato siempre gentil y sincero,
Aunque físicamente te hayas ido,
Tu ejemplo se perpetúa.
En cada acción de bondad que veo,
En cada gesto de amor verdadero,
Tu esencia noble percibo y leo,
Como un legado duradero.
No necesito nombrar tu nombre,
Pues vives en cada recuerdo grato,
En mi memoria serás siempre el hombre
Que me mostró el valor del buen trato.
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