no es sólo el cuerpo que se entrega,
es el mapa de tus secretos
escrito en luz, no en leyenda.
cuando cae la última hoja,
cuando el tiempo se hace quieto
y sólo late tu sombra.
Desnuda vas, como el río
que desemboca en mi boca,
como el trigo que se inclina
bajo el viento que lo toca.
No hay pudor en tu silencio,
no hay distancia en tu perfume,
sólo el eco de lo eterno
cuando el amor nos consume.
Y así, desnudos de sueños,
de temores y de nombres,
somos dos versos que el tiempo
no podrá borrar jamás.
Porque la piel que hoy me muestras
no es la que el espejo guarda,
es la esencia que resiste
cuando todo se deshace.
Y en tu intimidad sagrada,
donde no hay dios que nos juzgue,
encontré, por fin, la patria
que mi exilio siempre busqué.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario