Bajo la piel,
un susurro de estrellas,
la mujer se despoja
del velo del mundo.
no es solo sombra,
es un río de sueños
que abraza la penumbra.
Desnuda, su piel
canta verdades,
cicatrices que narran
batallas calladas.
Cada curva, un verso de vida,
cada rincón, un latido
que no se olvida.
En la intimidad,
su alma se quiebra,
se entrega al silencio
que todo lo celebra.
No hay máscaras,
no hay temor que la ate,
es un océano libre,
un fuego que late.
Sus ojos, dos lunas
que guardan secretos,
sus manos,
tejedoras de instantes completos.
En su desnudez,
no hay vergüenza ni peso,
solo la danza sagrada
de un cuerpo ileso.
Oh, mujer,
en tu esencia
se escribe la gloria,
un poema sin fin,
una eterna memoria.
Desnuda, eres todo:
raíz y destello,
un universo vivo,
infinito y bello.
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