domingo, marzo 21, 2021

Recuerdos Silenciosos


Para muchos sumar cumpleaños  pareciera un karma, les aseguro que no lo es, sumar edad y con ello muchas canas no significa vulnerabilidad, o estar expuestos. Algunos dirán cumulo de experiencias y saberes que se acumulan, para mí, son recuerdos que  vamos atesorando cada día más.

Nuestra edad nos dicen dónde están nuestras sonrisas, que se traducen en cúmulos de alegrías, sin mencionar las lágrimas que testifican eso que llaman experiencias vividas.

Nuestras canas nos llevan al encuentro de vivencias inimaginables, a pecados ocultos y expuestos, transitamos muchas pasiones, cumplir años es sinónimo de vida y debería ser un motivo de alegría, exaltar la vida.  

En menos de una semana, la paz y el dolor nos tiene conmovida el alma, dos seres amados han llegado al termino del principio de sus vidas, paz porque nos genera el saber que cumplieron su misión de vida y están transitando ese camino al encuentro con el creador, dolor porque a pesar de aceptarlo es vacío que nos dejan es grande para todos los afectos que pudieron acumular en tantos años de vida.

Rosa y Humberto, hermanos de sangre, hijo de la Tía Carmen e hijos putativos y de vida de Padrino Antonio, cruzan el umbral hacia la eternidad, ambos han trascendido sin lugar a dudas, sus tantos cumpleaños fueron la acumulación de muchas sonrisas, de vida que es a lo que refiero. Anécdotas son muchas, ambos tan jovialmente distintos de la mano de tantos recuerdos a los cuales la Tía María nos hacía referencia el día de ayer, ella consciente de lo que está viviendo por la pérdida de sus dos hermanos, nuestra madre Aura aún no se entera, no vive el dolor. La tía Modesta compañera de vida de Humberto, vivirá el dolor medianamente, nuestro Dios creador al final de sus años le concedió  medianamente la paz, para no sentir tanto la ausencia.

Ya no tendremos que llamar a Rosa para saber de ella, mi madrina, pero recordare mucho su bella sonrisa, ni Humberto junto a su amada Modesta y Carlos no tocaran más  el timbre de la casa para visitar a su hermana Aura, mi teléfono no me avisara la llamada religiosa de mi amado tío, su risa no la escuchare más ni el “cómo estas Ricardito, todos mis viejos que se han ido me llamaban así, nunca se me ocurrió preguntarles porque”, pero nunca desaparecerá de mis recuerdos, cada 19 de agosto cumpleaños de mi hijo,  evocare a Humberto.

Las lágrimas han sido contenidas en mi alma, cuento con los dedos de una sola mano  los que aún quedan de esa Generación de Gigantes, una generación de Rodríguez que nos enseñó el significado de la palabra amor, nos bañaron de ese sentimiento tan puro cada quien en sus espacios, en sus núcleos, nos dieron la mejor de las enseñanzas y nos legaron tanta, pero tantas cosas, todas cargadas de valores éticos y morales, de solidaridad, pero sobre todo de mucha nobleza.

Rosa, Humberto marchen en paz, saluden a todos los que ya mi memoria me falla en recordar, aquellos que decidieron marchar antes que ustedes, serán recibidos por ellos con una sonrisa, contando regresivamente seguiremos viviendo esta vida, cumpliendo años de vida, cargándonos de canas, de sonrisas y con la certeza de saber  y entender que ustedes cumplieron un excelente trabajo, trasmitieron saberes, nos enseñaron historia a su manera, integridad, persistencia, generosidad, una vida llena de felicidad, compromiso y armonía.

Feliz reencuentro, gracias por tanto amor, por tantas alegrías y sonrisas, estarán siempre en nuestros corazones y en nuestros recuerdos, hasta que las canas nos quiten de la memoria esos recuerdos.   

Hasta  el próximo encuentro donde dios lo disponga, los amamos más que mucho.     

2 comentarios:

Braulio Hernández dijo...

Excelentes palabras cargadas de amor y sentimiento familiar, Nuestros formadores dejaron su huellas de valores, es obligación nuestra transmitir es amor por la Familia a las futuras generaciones. saludos Ricardo..

Ricardo Abud (Chamosaurio) dijo...

Es lo menos que podemos hacer Braulio, con Humberto se nos fue el ultimo varon de la Generación Rodriguez, generación de la tia Carmen, de Tio Emilio, Tia Julia, Tia Julia y la abuela Rafaela.