Eco de lo Irreversible


En la sombra de un adiós callado,  
donde los ecos del amor se desvanecen,  
quedan los recuerdos, un jardín marchito,  
frágil como el susurro de un viento incierto.

Tus ojos aún brillan en mis noches,  
como estrellas que se niegan a caer,  
y en cada rincón de mi alma herida,  
el latido de un "te amo" persiste,  
aunque la distancia lo quiera borrar.

Las palabras no dichas flotan en el aire,  
como hojas secas en un otoño eterno,  
y la razón, cruel dueña del destino,  
cierra las puertas que una vez fueron hogar.

Los días se visten de un gris silencioso,  
cada rayo de sol, un recuerdo doloroso.  
Los sueños que compartimos, ahora lejanos,  
se pierden en sombras, en caminos insanos.

Así, en esta calma tensa,  
con los corazones aún palpitantes,  
nos despedimos sin despedida,  
cargando el amor en la memoria,  
un tesoro que el tiempo no robará.

Y aunque el tiempo avance,  
y las horas se tornen en olvido,  
en mis venas llevaré tu risa,  
como un eco eterno, como un grito querido.  
La vida sigue, pero en cada latido,  
habitarás siempre, en lo más profundo.
Ricardo Abud (Chamosaurio)

Estudios de Pre, Post-Grado. URSS. M.Sc.Ing. Agrónomo, Universidad Patricio Lumumba, Moscú. Estudios en, Union County College, NJ, USA. Email: chamosaurio@gmail.com

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