Insolencia
Tu voz corta como espada sin filo,
grito que se ahoga en su propia arrogancia.
Pisoteas el aire, creyéndote dueño del viento,
pero solo eres polvo disfrazado de tormenta.
Te elevas en tronos de mentira,
coronado por espejos que mienten.
Tu reino es de sal,
y la marea está por llegar.
Desprecio
Eres el eco de un insulto en una calle vacía,
la sombra de un perro que huye de su propia vergüenza.
Tu nombre, pronunciado entre dientes,
sabe a hiel disfrazado de risa.
No eres digno de rabia,
solo de lástima fina,
como moneda falsa
que nadie quiere guardar.
Tu prepotencia es máscara de barro,
y tu altivez, castillo de naipes.
Basta un soplo, solo uno,
para que el viento te desarme.
