he venido deshaciendo mis contradicciones,
corrigiendo errores que antes escondía
debajo de palabras bonitas.
y fue maravilloso, fue
la verdad más honesta que he dicho.
No sabía cuánto me estaba diciendo.
La soledad no me venció.
Me ofreció un espejo.
Y allí, entre silencios,
me encontré.
Hoy mi corazón no es hotel ni posada.
No se alquila,
no se ofrece al turismo emocional.
Quien quiera entrar,
que venga con maleta ligera
y promesa larga.
He aprendido que nadie,
nadie
nos completa.
Somos nosotros quienes debemos
llenarnos,
sanarnos,
hacernos compañía.
No cargo más con la idea
de que la felicidad llega en otra piel.
Mi paz no es ajena.
Mi alegría no depende.
Allá quienes siguen
entregando el alma
a quien no la cuida,
el corazón a quienes no lo merecen.
Yo ya no me vendo por migajas,
ni me pierdo por promesas.
He decidido quedarme conmigo.
Y desde aquí,
desde este lugar limpio y firme,
solo dejare entrar lo que quiera quedarse.
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