lanzar semillas al viento del destino,
esperar pacientes a que se dé,
el fruto dulce del sendero divino.
la promesa de una nueva guerra.
Las raíces hondas, el tallo que se alza,
la flor que anuncia su primer color,
la resistencia que jamás se falsa,
ante la lluvia o el ardiente sol.
La constancia forja la esperanza,
la vida es rito, eterna danza.
A veces la sequía, la desolación,
el fruto que no llega, la ilusión,
mas siempre queda una razón,
para seguir buscando la bendición.
La vida es fuerza, el alma que no cede,
la fe que en cada paso nos precede.
Y al final de la jornada, la cosecha,
el dulce sabor del esfuerzo vivido,
la paz que en cada alma se estrecha,
el camino que juntos hemos urdido.
La vida es don, un lienzo de matices,
donde el alma encuentra sus raíces.
