dedos de luna que se enredan en círculos.
mientras tu voz es un río que desata los muros.
Aprendo a leer los surcos de tu piel,
laberinto de historias que el tiempo no acaba.
Cada arruga es un verso que se revela:
el amor es memoria que vuelve a casa.
¿Recuerdas cómo nacimos de la niebla?
Dos sombras que encontraron su propia luz.
Ahora bailamos en el aire que vibra,
un equilibrio entre vuelo y caída.
No prometo eternidad, sino un instante:
el presente es una puerta que no cierra.
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