con raíces profundas en el alma,
un lazo que el destino nunca deshace.
Las estrellas brillan en su mirada,
un reflejo del cielo en su sonrisa,
cada palabra es una caricia,
un eco de sueños que nunca se apaga.
El tiempo se detiene en su abrazo,
un refugio donde el alma descansa,
un río de emociones que fluye,
uniendo dos mundos en un solo paso.
Así, el amor eterno se forja,
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