Venezuela sigue atormentada ante la incertidumbre del día a
día que nos toca vivir. Enemigos en todas partes externos e internos. Una
lucha en el cual se han perdido valores,
la ética y la moral son inmigrantes, se fueron del país en la búsqueda de la
salubridad mental. Una confrontación criminal de todos contra todos, no hay
nadie de a pie que no esté en algún frente de lucha buscando a quien estafar a quien timar.
La voracidad desatada no tiene precedente en la historia de
este país bendecido por la abundancia y que hoy vive en la más angustiosa
miseria jamás imaginable.
La vergüenza de igual manera migró a otras latitudes,
llevándose con ella la docilidad y dignidad de un pueblo de forjadores de
libertad.
Sueños destrozados por pesadillas que han socavado la
realidad inmune del país. El descaro se ha posicionado de La Luz y la oscuridad
reina en la iracunda morbosidad de quienes con su arrogancia y prepotencia nos
dominan, nos humillan en nombre de un legado que nadie entiende. El chantaje se
posesiona dando brillo a la manipulación hormonal de quienes nos someten por la
fuerza del engaño y nos quitan a diario las ganas de vivir, desfortalecidos en
fe y esperanzas, creo que la fe y la esperanza han partido a nado buscando mejores cánticos y alabanzas
proverbiales.
Miro a la distancia y el análisis se torna desproporcionado,
sin matices, sin propaganda, sin verdades y sin antagonismo propio de la
diversidad, el vació es total y el abismo no permite ver el término de la
estupidez. Se cruzan fronteras y el estrabismo sinusoidal se vuelve
intermitente y choca con la insolencia de aquellos que sienten que el poder es
absoluto, brutalmente disociamos la realidad y nos acercamos súbitamente al
exterminio de las ideas. No hay reglas no hay campaña que pare el conteo final,
unos dicen que está cerca otros no opinan, se pierden en su insana perversidad.
No todo cambio es posible, ni es posible todo cambio.
La ruleta comienza un nuevo comienzo y no hay medidas en lo
que esperamos o ansiamos.
Hemos dejado de ser los mismos, nos han convertido en otros
diferentes a nosotros, al final no sabemos qué somos, respiramos y podemos
andar, más el pensamiento se acorta ante el miedo inmensurable de la hostilidad
post traumática de vivir insertados en una sociedad que no termina de
entenderse ella misma.
Subyugados en la intemperie, vemos logros convertirse en
derrotas, derrotas que se trasforman en insensibilidad y frustración, no hay
medias tintas, todo se desploma y no encontramos el suelo para desplegarnos en armonía,
no.
No tenemos la cuenta de cuantos se han ido, solo vemos
calles desprovistas de alegrías, solo unos cuantos que no pueden irse viven muy
bien, muchos del resto nos mantenemos esmaltando dignidad, pidiendo’ a gritos encontrar la fe que nos motive a
continuar y dar la estocada final y saborear la victoria.
La deformación que ha sufrido nuestro amado país es
indetendible, sigo sosteniendo que el socialismo es la única vía para salvar a
la humanidad. Es la alternativa comprensible, la aplicación de políticas públicas
que nos permitan salvar el planeta del exterminio, hoy en peligro por la voracidad
indiscriminada de aquellos que están atentando a diario contra la especie
humana.
Venezuela a pesar de haberse decretado el carácter socialista
de su revolución no es socialista, no estamos cerca de serlo, por el contrario
cada día nos alejamos más y más de lo que utópicamente Chávez tímidamente soñó,
pensó y quiso aplicar. Socialismo no es ser populista, subsidiar una caja de alimentos,
regalar un vehículo, un apartamento y tantas
cosas más que lo único que han hecho es multiplicar la corrupción a niveles inimaginables
y más triste aun es permitirla y no castigarla.
Socialismo no es ser ineficiente, burócrata, no es adueñarse
del poder y apalancarlo para beneficio grupal, no hay planificación, solo proyectos
personales donde la adulación es la base primordial para mantenerse firme y atornillado
en el círculo de la corrupción. Todo aquel
que disiente es maltratado y calificado con adjetivos de chantaje. La crítica y
autocrítica no existe, solo el jalbolismo en cruz disfrazado de inteligencia emocional conduce doctrinariamente
la locuaz insatisfacción ante el fracaso rotundo de planes que solo se han
programado en el interior de un cuarto sin oxígeno, distorsionando la ideología
y las leyes de economía universal.
El discurso es movido por la mentira, traicionando las normas
elementales de convivencia, soy prófugo de la verdad y sino están conmigo están contra mí y la
cadena invalorada de estupideces continua hacia abajo, hacia lo elemental y se
repite y repite terminamos por creer en la mentira como único medio de verdad. No
hay amor al país, a un pueblo que aguerridamente se resteado con un proyecto político
que nadie entiende hoy, incluso ellos mismos, pero en su arrogancia y prepotencia el hambre la ven como un modelo a
seguir y mis errores son culpa de otros que no me dejan cometer mis propios
errores. Al final mis errores son culpa
de otros que a su vez motivaron que yo los cometiera y no me permitieron que me
equivocara yo solo, creo que la vaina es así. Lo cierto es que seguimos siendo un
experimento a nivel internacional donde los chulos foráneos se benefician de la
ineficiencia nacional no dando pie con bolas para arreglar el desarreglo que
hoy tenemos en nuestra economía. Una guerra económica en la cual no avanzamos y
cada día nos hundimos más sin soluciones ni a cortó ni mediano plazo, guerra en
la cual no ganamos una mísera batalla que nos permita oxigenar la risa y tratar
de optimizar la alegría.
En todo caso seguimos expuestos y sin posibilidad de
avanzar, la falta de planificación ha sido total, ellos seguirán ganando y los
propios seguirán aumentando ceros en la cuenta in crescendo de la corrupción.
Este año sin lugar a dudas ha sido uno de los más difíciles que
nos ha tocado vivir, dos tipos de venezolanos, unos que siguen tratando de
vivir con las dadivas de la remesas de familiares que decidieron migrar del país
y otro grupo de venezolanos que definitivamente está pasando hambre ante los altos
costos de los alimentos y medicinas, aumentos desproporcionados, con leyes que
regulan la actividad empresarial pero acéfalos de autoridad hacen lo que les da
la gana y pueblo de a pie hurgando y atento a cualquier dadiva que el gobierno
“salvador y socialista” tenga a bien darle. Ostentar el poder en todos los niveles
de gobierno (control absoluto), con todas las riquezas del mundo habido y por
haber y que Venezuela sufra ante los
disparates y la falta de planificación no tiene nombre, no quieren al país y lo
siguen arrastrando al desfiladero. El coñazo será mortal.
Hoy 24 de diciembre nos toca celebrar una navidad más,
gracias a dios por permitirlo, las calles de la urbanización están desnudas, el
silencio es mortal, solo a lo lejos escucho algo de música, no sé si los que
quedamos estamos aburridos o estamos cansados de celebrar la navidad, todo es
muy confuso, no hay risas, ni carajitos jodiendo en la vereda, en la avenida no hay frecuencia vehicular, siento que algo está
confiscado, mi nieta probando a patinar con unos zapatos, mis otros dos nietos
no pasaran este año con nosotros, en medio de todo el optimismo no ha migrado
del país, ante todo lo que vivimos seguimos siendo optimistas, muchos no tendrán
manzanas ni cena de navidad, pero si salud para seguir luchando por recuperar
la esperanza y la fe, hacer que retornen a nuestro país, pedir al altísimo
interceder por nosotros y que traiga de vuelta al amor del hombre por su
tierra.
A todos aquellos familiares que se han marchado les deseo
una feliz navidad y un próspero año nuevo 2019, a los pocos que quedamos seguir
alimentando la vida, les deseo una feliz navidad y un muy prospero 2019, a las
amistades un abrazo en la distancia, se les quiere que jode.
Algunas perdidas marcaran estas navidades, el pana Dixon y
la prima Auraesthela, decidieron no estar con nosotros, pero donde quieran que estén
seguro estarán mejor que nosotros. Se les quiso de gratis.
Los quiero que jode, hasta el infinito y más allá, sobre
todo los quiero de gratis.
Nos vemos en el espejo el único que nos juzga a pesar de
nosotros mismos.
Nota: Va sin enmienda ni correcciones.
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