Extraño sus olores, como notas en el aire,
Aromas que me envolvían y me hacían suspirar.
El perfume de su piel, una dulce melodía,
Que aún en la distancia, mi corazón ansía.
El café por las mañanas, el pan recién hornear.
Cada rincón impregnado de su esencia,
Que en mis recuerdos se guarda con paciencia.
Extraño el olor a lluvia, cuando juntos caminábamos,
Bajo el paraguas de los sueños que compartíamos.
El olor a tierra mojada, a naturaleza viva,
Un recuerdo que en mi mente siempre se activa.
Extraño los perfumes que usaba, su fragancia única,
Que se convertía en mi refugio, en mi mágica túnica.
Cada aroma era un abrazo, un lazo invisible,
Que me acercaba a ella, aunque estuviera invisible.
Extraño el olor a mar, salado y fresco,
El beso de la brisa que acariciaba nuestro encuentro.
Las olas susurrantes, el sol besando la piel,
Un perfume que guardo en mi ser, sin querer.
Extraño los olores que se entrelazaban en su ser,
Que me envolvían en un abrazo, sin poder entender.
Cada aroma, un recuerdo que me transporta,
A los momentos compartidos, a la vida que soporta.
Extrañar sus olores es extrañar su esencia,
Es extrañar el hogar de amor y presencia.
Aunque distantes estemos, en pensamiento y espacio,
El recuerdo de sus olores nunca desapaso.
Así, en la nostalgia de los aromas que me cautivan,
Sigo extrañando sus olores, que en mi alma viven.
Porque los olores son la huella de los momentos vividos,
Y en cada esencia, encuentro su amor compartido.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario