jueves, septiembre 12, 2024

Miel de sabor amargo


En las brumas de espinas florece el abrazo,  
donde las risas son ecos de una voz cansada.  
Cadenas de oro, destellos de un lazo,  
un baile en la sombra, un destino marcado.
Tu mirada, un océano de tormentas,  
las olas susurran secretos de sal,  
y en cada caricia, la bruma lamenta  
un amor que se ahoga en su propio umbral.

Las palabras son miel, pero el sabor es amargo,  
la dulzura en la boca, el veneno en el alma.  
Nos perdemos en juegos de un ángel y un diablo,  
mientras el reloj nos ahoga en su calma.

Eres fuego y ceniza, un abrazo que quema,  
un refugio que abriga, un laberinto sin fin.  
Nos reímos del miedo, jugando en la pena,  
como marionetas en un hilo sutil.

Y en este teatro de risas y llantos,  
donde el amor se disfraza de cruel ironía,  
me aferro a tus sombras, a tus gritos encantados,  
como un náufrago sueña con su propia agonía.

Así seguimos, dos almas perdidas,  
en un vals que se mueve entre sombras y luz,  
donde el amor es un juego de cartas perdidas,  
y el deseo, un espejismo que nunca se cruz.

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