cuando las calles se vuelven silencio,
aparecen luces pequeñas pero firmes,
corazones que brillan en la penumbra,
almas que se niegan a rendirse.
su ronda es un abrazo a la ciudad,
cuida los sueños de los que duermen,
protege la paz de los descansos,
es guardián de esperanzas dormidas.
Una partera llega en madrugada,
sus manos expertas traen nueva vida,
porque aun en los tiempos más duros
los milagros siguen sucediendo,
el amor sigue creando futuro.
El panadero enciende su horno,
la luz dorada anuncia el amanecer,
el aroma del pan recién hecho
despierta a la ciudad con caricias,
promete que habrá un nuevo día.
Y así, como luciérnagas dispersas,
brillamos juntos en la oscuridad,
cada luz pequeña pero importante,
cada brillo suma a la esperanza,
cada alma ilumina el camino.