2. Sepulcros Blanqueados (Versículos Bíblicos)


Sepulcros Blanqueados

Dicen: “¡Señor, Señor!” con voz templada,
mas su corazón está lejos de Él (Mateo 15:8);
se lavan las manos como
Pilato, y juzgan con labios de hiel.

Golpean su pecho en la plaza,
como el fariseo en el templo (Lucas 18:11),
olvidando que Dios no ve lo alto,
sino el corazón simple y recto (1 Samuel 16:7).

Con lengua suave y miel fingida,
condenan al humilde y al pecador,
mas son lobos vestidos de oveja (Mateo 7:15),
esclavos del orgullo y del rencor.

Dicen amar la luz del cielo,
pero sus obras son de tinieblas (Juan 3:19);
construyen tronos sobre el polvo,
y se ciegan con su grandeza.

¡Ay de vosotros, sepulcros blanqueados!
que por fuera lucís hermosos,
pero por dentro estáis llenos de huesos,
de hipocresía y de enojos (Mateo 23:27).

No todo el que dice "¡Aleluya!" será hallado fiel,
ni el que proclama justicia con trompeta;
sino aquel que en lo secreto es limpio,
y en el silencio a Dios respeta (Mateo 6:1-6).

Porque el Altísimo humilla al soberbio,
y al quebrantado levanta del polvo (Lucas 1:52);
no al que se exalta a sí mismo,
sino al que se humilla con gozo.

Engaños

En la plaza del orgullo, gritas mi nombre,
Alardeas de piedad con voz de trueno,
Tus labios destilan versículos sonoros
Mientras tu corazón se pudre por dentro.

Como sepulcros blanqueados te describo,
Relucientes por fuera, podridos por dentro,
Proclamas tu justicia con lengua de serpiente
Y tu misericordia es un viento hueco.

Tus oraciones son como bronce que resuena,
Campanilla que hace ruido sin música,
Levantas las manos al cielo en cada esquina
Mas tus obras son sombras de tu hipocresía.

Recuerdas las palabras: "No todo el que me dice Señor, 
Entrará en mi reino", y tiemblas sin entender
Que tu altar está construido sobre arena movediza
De vanidad, de ego, de un falso poder.

Dios no habita en tus gritos ensordecedores,
Ni en tus gestos teatrales de falsa humildad,
Sino en el silencio del corazón quebrantado,
En la genuina compasión, en la verdadera caridad.

Despójate de tu máscara, alma engañosa,
Deja caer el manto de hipocresía que te cubre,
Porque los ojos divinos traspasan la corteza
Y ven la podredumbre que tu orgullo encubre.

De nada sirve que malpongas mi nombre
Para conseguir indulgencia de tus pecados.

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Ricardo Abud (Chamosaurio)

Estudios de Pre, Post-Grado. URSS. M.Sc.Ing. Agrónomo, Universidad Patricio Lumumba, Moscú. Estudios en, Union County College, NJ, USA. Email: chamosaurio@gmail.com

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