nació entre miradas una leve sonrisa.
Geraldo la vio, el mundo cambió,
y Yasmin, sin saber, su alma tocó.
ella una luna de sueños callado.
Y cuando sus manos por fin se rozaron,
todos los silencios del mundo cantaron.
Él, con palabras que el viento aprendía,
ella, con ojos que hablaban poesía.
Juntos, como río que al mar se confía,
tejieron el tiempo con dulce armonía.
No fue el destino, fue la decisión,
de amar con ternura, sin condición.
De ser cada día un nuevo empezar,
con risas, batallas y paz al amar.
Yasmin, la flor de un jardín encantado,
Geraldo, el farol que no ha titubeado.
Dos almas tan distintas, y sin embargo,
un solo latido, profundo y largo.
Que el mundo se caiga, que el cielo se nuble,
su amor es abrigo, su amor es inmune.
Mientras haya un verso, un beso, un suspiro,
Geraldo y Yasmin caminarán unidos.

1 comentario:
Poeta amigo, gracias por hacer de nuestro amor tan bello poema.
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