Cuándo la luz empieza a irse


He llegado a ese rincón tranquilo
donde la vida deja de apresurarme.
Miro hacia atrás y no encuentro rencores,
sólo figuras que alguna vez me acompañaron,
algunas aún tibias en mi memoria,
otras ya disueltas como humo antiguo.

El tiempo cae sobre mí
como un llovizna que apenas se siente,
y sin embargo cala,
suaviza,
borra.
Cada día siento esas gotas invisibles
resbalando por dentro,
llevándose escenas, palabras, risas
que ya no puedo sostener del todo.

Sé que la llama mengua;
lo noto en mis pasos,
en el modo en que la sombra se alarga
cuando pienso en lo que fui.
No hay miedo, sólo ese temblor
que acompaña a las despedidas silenciosas,
a los adioses que no se pronuncian en voz alta.

Y sin embargo, hay recuerdos que protejo
como quien resguarda un papel viejo
donde aún se distingue la letra amada.
Son escenas que revisito a diario
para que no se marchiten del todo:
una sonrisa al borde de un verano,
un abrazo que detuvo el frío,
una palabra que me sostuvo cuando dolía existir.

Mientras la vida se apaga despacio,
yo la observo con gratitud y nostalgia,
sabiendo que cada instante perdido
fue también un puente,
un latido,
una prueba de que estuve aquí
y que amé con intensidad.

Y así continúo, sin prisa,
dejando que la luz se retire
como un huésped cansado,
llevando conmigo lo poco que aún arde:
la certeza de que viví,
y de que en algún rincón del tiempo
alguien recordará mi nombre
cuando ya no pueda hacerlo yo.


Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket
Ricardo Abud (Chamosaurio)

Estudios de Pre, Post-Grado. URSS. M.Sc.Ing. Agrónomo, Universidad Patricio Lumumba, Moscú. Estudios en, Union County College, NJ, USA. Email: chamosaurio@gmail.com

Publicar un comentario

Deje su comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente