Saldo a favor


Me debía un abrazo a tiempo
y me lo entregué sin testigos,
como quien encuentra una llave antigua
y abre la puerta más olvidada de su alma.

Me debía un sí que me rescatara
del largo pasillo del miedo,
y lo dije con voz temblorosa
hasta que la valentía me reconoció por mi nombre.

Me debía un viaje hacia mis adentros,
y allí me descubrí intacto,
respirando entre ruinas hermosas,
acechando mis propias luces con ternura.

Me debía un tesoro secreto,
y al excavar con mis propias manos
no hallé oro ni promesas,
sino la verdad sencilla de ser yo.

Ahora ando por la vida ligero,
con cicatrices que hablan de conquistas propias
y no de batallas ajenas.
Me he dado el permiso de perder,
porque perder es al menos moverse,
es demostrarle al universo
que no me quedé quieto por miedo.

Voy pagando mi deuda con días de paz,
con silencios que me siembran,
con risas que me devuelven
al niño que fui un día.

Si la gracia me alcanza,
si la suerte quiere convertirse en bendición,
haré de mi saldo a favor un legado:
historias para encender el camino de otros,
ilusiones que sobrevivan al tiempo,
un rastro de amor multiplicado.

Y cuando ya no esté,
que quede en el aire una certeza:
la vida me ganó
porque un día me atreví
a pagar el amor que me debía.

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Ricardo Abud (Chamosaurio)

Estudios de Pre, Post-Grado. URSS. M.Sc.Ing. Agrónomo, Universidad Patricio Lumumba, Moscú. Estudios en, Union County College, NJ, USA. Email: chamosaurio@gmail.com

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