En los festivales universitarios
el mundo entero cabía en un patio:
danzas africanas junto a valses,
saris coloridos y trajes típicos.
abierta a la belleza del otro,
cada tradición, una invitación
a expandir las fronteras del alma.
Cocinábamos platos de nuestras tierras
y los compartíamos como ofrendas,
convirtiendo cada comida
en una comunión de sabores.
Universidad de la Amistad,
tu nombre nunca fue más cierto
que en esos momentos de fiesta
donde todos éramos uno solo.